Lewis Carroll, como muchos sabéis, era matemático y le encantaba la lógica. En el «El Juego de Lógica» nos dice que «el mundo contiene muchas cosas y que estas cosas poseen atributos, y que los atributos no pueden existir si no es en las cosas. Los atributos no andan solos».

Pues bien, en Alicia aparece un gato que se va desvaneciendo poco a poco. Comienza desapareciendo la punta de cola y terminando por su sonrisa que permanece flotando en el aire un rato después de haber desaparecido todo el resto.

Bien —pensó Alicia— he visto muchas veces un gato sin sonrisa, pero ¡una sonrisa sin gato! ¡Esa es la cosa más curiosa que he visto en toda mi vida!

Pero antes de desaparecer, el gato se había aplicado a demostrar su propia condición de demente mediante la siguiente inferencia:

¿Cómo sabes que tú estás loco?» – pregunta Alicia.

Para empezar —repuso el gato—, los perros no están locos. ¿De acuerdo?

Supongo que no —dijo Alicia.

Bueno, pues entonces —continuó el gato—, observarás que los perros gruñen cuando algo no les gusta y mueven la cola cuando están contentos. En cambio yo gruño cuando estoy contento y muevo la cola cuando me enojo: luego estoy loco.

¿Os gustan las alusiones matemáticas en los libros?

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